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Nos encontramos en un momento de shock – Entrevista Ana Villarrubia

A Ana Villarrubia muchos la conocerán por sus colaboraciones televisivas en programas de éxito como Ana Rosa o Ya es mediodía en Mediaset y Juntos en Telemadrid, en los que explica de forma clara y sencilla, conceptos que ayudan a los profanos en la materia a entender situaciones complejas desde el punto de vista psicológico. Pero además de comunicadora, es, sobre todo, una cualificada psicóloga. En su abultado currículum destaca como Experta en Terapia de Pareja por el Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid, Especialista en Psicoterapia y Psicodrama, además de Máster en Psicología Clínica y Máster en Psicología Forense. Ana ha querido compartir sus conocimientos con Mensajeros de la Paz para mostrar la terrible situación por la que están pasando las mujeres ucranianas desde el punto de vista psicológico.
MdP.- Los refugiados ucranianos han tenido que separarse de sus familiares y dejar atrás sus hogares y su país ¿Cómo se afronta emocionalmente una situación tan dura?
 
AV.-Por desgracia las consecuencias psicológicas están todavía por verse. Nos encontramos en shock, en un momento de actuar todavía. La mente humana es capaz de actuar con extraordinaria claridad, de forma muy resolutiva, incluso en el caos. Lo que necesita es tener claro un mínimo de certezas aún en medio de la más absoluta incertidumbre. También ayudan el sentimiento de colectividad y un fuerte sentimiento de pertenencia. Ambos conceptos los reúne la población ucraniana.
 
En estas circunstancias necesitamos aceptación de lo poco que se tenga a mano para gestionar. Quizá de lo que nos podíamos encargar hace unos días queda un 0,1 por ciento, porque el resto ha pasado a formar parte de factores externos, macabros y perversos que no dependen de nosotros. Pero de ese 0,1 por ciento, me ocupo y en base a él gestiono mi día a día, gestiono una pequeña rutina improvisada que me dé un mínimo de seguridad. 
 
El ser humano necesita seguridad y la encontramos en ocuparnos en el día a día, en centrarnos en el aquí y el ahora porque el mañana todavía se nos queda muy ingobernable. También son fundamentales el apoyo y el calor emocional. El apoyo emocional que nos brindan los demás es la más ponente fuente de apoyo que podemos tener los seres humanos.

Las consecuencias psicológicas de la guerra en Ucrania están todavía por verse

MdP.- Sin embargo tiene que ser muy difícil poder crear esa rutina en medio de una guerra ¿Qué herramientas podemos utilizar para conseguirlo?
 
Resulta también fundamental aceptar la intensidad de algunas vivencias. No pretender que nada nos desborde porque esto, por suerte, no tiene antecedentes y por tanto no me puedo exigir a mí mismo saberlo gestionar todo, ni tener todas las respuestas. 
 
Afrontar la intensidad de la ansiedad, de la angustia a veces, y de la incertidumbre. Son emociones muy complejas, muy incómodas, pero también son muy adaptativas.  Son emociones que nos protegen a nivel evolutivo. De hecho, es la propia ansiedad la que te empuja, sin tú quererlo, a salir del país por un instinto de supervivencia, para protegerte a ti y para proteger a los tuyos. 
 
Se abre ahora una ventana de tiempo que no sabemos cuánto va a durar, en la cual con pavor o con nostalgia, cada uno como puede, se apresura a construir esa nueva rutina. Viviendo el día a día, identificando todas esas rutinas, identificando todas y cada una de las necesidades que pueda tener yo y los míos, satisfaciéndolas de forma alternativa, porque las maneras que tenía antes de satisfacerlas, ya o no sirven o no están disponibles y quizá el apoyo de la pareja tampoco está, ni el de la familia. Es importante confiar en algo. El ser humano es tremendamente adaptativo y resiliente y el niño también.

 

“El apoyo emocional que nos brindan los demás es la más ponente fuente de apoyo que podemos tener los seres humanos”.

MdP.- En esa tarea las mujeres están siendo especialmente importantes. Las vemos cruzando las fronteras para salvar a sus hijos dejando todo atrás. Son las protectoras de los más débiles en una guerra, los niños y los mayores.
 
Las mujeres están cumpliendo estos días un papel fundamental que es dar respuesta a sus hijos. Son ellas las encargadas de protegerles. La protección que les dan no es tanto en el aquí, en el ahora porque el niño es muy flexible, nos va a sorprender la capacidad adaptativa del niño. 
 
Se trata de protegerle en el medio y largo plazo en el que pueden desarrollar otro tipo de secuelas más adversas. El niño coge la mano a mamá, la mira y le hace preguntas y mamá tiene que poder responder. Cada silencio del que disponga o cada pieza de información que no pueda conectar, la va a rellenar con fantasía y la fantasía puede llegar a ser mucho peor y mucho más perversa que la realidad.  Por tanto, las madres tienen la función de contar a los niños de forma comprensible lo que está pasando y de proveerles de la más mínima seguridad dentro de que ellas mismas tampoco la tienen para sí.

 

“Es la propia ansiedad la que te empuja, sin tú quererlo, a salir del país por un instinto de supervivencia”.
MdP.- ¿Cómo se presenta el futuro para estas personas, en un país distinto, dejando atrás su ya antigua vida y sin saber si la podrán recuperarla alguna vez?
 
Hablar de futuro vendrá más tarde y será más complicado. El término futuro se nos escapa de entre las manos porque lo más ingenuo sería pensar que quiero volver cuanto antes a lo que ya tenía y eso me puede dar seguridad, pero me daría una falsa sensación de seguridad porque la situación a día de hoy no permite concluir que se pueda hacer eso. En el otro extremo, lo más desesperanzador es entender y aceptar que nunca jamás van a volver y tampoco tenemos evidencias para eso. 
 
Estamos ante un duelo complejo para asumir, que la vida tal y como la concebían, ha cambiado porque han pasado cosas inconcebibles pero que, de un modo u otro,  tienen que volver a reconstruir la  identidad perdida y a construir su arraigo, como sea y donde sea por ese fuerte sentido de pertenencia que he comentado anteriormente.

 

“Las madres tienen la función de contar a los niños de forma comprensible lo que está pasando y de proveerles de la más mínima seguridad dentro de que ellas mismas tampoco la tienen para sí.”
MdP.- Desde su punto de vista profesional, ¿qué consejos podría aportar a estas mujeres?

 

Ellas se encuentran en una situación en la que es muy difícil caer en el desbordamiento. Si se proyectan en exceso ante el futuro es muy posible que se bloqueen, que es en definitiva lo que la ansiedad genera en el ser humano cuando no nos permite resolver. Ante eso la fórmula es ocuparnos en el día a día, paso a paso. Tomar conciencia de que la siguiente decisión que tengo que tomar en el día es la única en la que puedo pensar. Ni siquiera pensar en el mañana, tan solo centrarse en el hoy. Dar respuestas y satisfacer las necesidades más básicas y proveer de la más mínima seguridad y rutina a ellas y los suyos. Ayuda mucho cuidar de los suyos, pero también tienen que cuidar de ellas mismas.
 
He escuchado el testimonio de una mujer profesora de español en Odessa, con el que se me ponían los pelos de punta y eso que soy psicóloga y entendía lo que estaba diciendo. Ella comentaba que cuando cesa el toque se queda se encarga de lo que puede, ve si puede echar una mano a algún vecino y se da un paseo porque los psicólogos les han recomendado en redes sociales que viene bien para despejar la mente. Entonces se da el paseo todos los días y después mira a ver si puede encargarse de algo más. Es decir, construye su rutina sobre la marcha.
 
Por último, las madres tampoco tienen que tener miedo a decir: hijo esto no te lo puedo responder pero tranquilo que te lo voy a responder mañana, o lo vamos a ver juntos y vamos a buscar una solución, tenemos estas opciones pero todavía no sé lo que va a pasar. Lo que sí sé es que esta persona nos está ayudando o que esta asociación nos va a proveer de las ayudas que necesitamos y entonces mamá no tiene que ser todopoderosa ni fuerte. Basta con que mamá diga estoy en ello y me ves que estoy actuando, no estoy resignada. La resignación es pasiva y la aceptación pasiva. Ese es el proceso en el que estamos ahora.