Chelo Felip es teóloga y Presidenta de Mensajeros de la Paz en la Comunidad Valenciana. Se hizo teóloga porque le apasionó la figura de Jesús de Nazareth y desde entonces se ha convertido en una mujer comprometida con muchas causas, aunque todas confluyen en una: la ayuda a los demás. Desde hace 12 años, compagina su trabajo con un voluntariado en la pastoral penitenciaria, lo que le convierte en una experta a la hora de hablar de reinserción social después de pasar por la cárcel. Con motivo del 8M queremos reflexionar con ella sobre la posición de la mujer en la iglesia de hoy.
“La visión del varón y de la mujer son miradas complementarias y es urgente que sea así.”
MdP.- Tus estudios en teología te permiten conocer la posición que han ocupado y que ocupan las mujeres en la iglesia y también hablarnos de la existencia de una teología feminista.
CF.- Reducir la interpretación de la teología feminista que hace la Iglesia solo a la relación de los ministerios es reducirla a nada. Hay muchísimos aspectos que la teología feminista denuncia, pero sobre todo el puntal más importante es el patriarcado. Una lenguaje patriarcal que tiene la Iglesia desde hace dos mil años y que debe cambiar acorde a los tiempos. Claro que hay una subordinación de inferioridad de la mujer fruto de esa patriarcalidad pero claro cuando tenemos una imagen de Dios Padre en donde pocas veces se le hace la referencia de Dios Madre, y todo lenguaje gira alrededor de un varón, eso reduce la imagen de Dios a un Dios Padre y patriarcal y eso es reducirlo a la mitad. Porque es quitarle a ese Dios Padre la otra sensibilidad femenina, la del Dios Madre o la de Diosa .
Recuperar esa parte ancestral del Dios Madre es urgente para tener un buen referente para las mujeres de la Iglesia. He tenido luchas en ese sentido porque aunque ser mujer, laica, teólogo, blanca y occidental, da ventajas, he tenido mucha suerte con los varones que he tenido a mi lado, con quienes he compartido misión,. Sin embargo, nunca he mirado hacia otro lado porque descubro muchísimas injusticias y un trato muy muy desfavorecido a otras compañeras. Esto no puede dejarse a la suerte, es cuestión de justicia y de igualdad.
"Hasta que la igualdad sea una costumbre no vamos a parar de gritar. Hasta las piedras gritarán”
MdP.- Hablas de urgencia en encontrar una visión complementaria entre hombres y mujeres ¿por qué?
CF.- Porque tendremos una visión completa y seremos más visibles ante la sociedad y el mundo. Hasta que la igualdad sea una costumbre, las mujeres de la iglesia vamos a tener que hacernos notar. Y para eso, nos tenemos que poner manos a la obra.
“Ser niña y pobre es un tándem que describe la esclavitud del siglo 21, que tiene rostro de mujer”.
MdP.- Según tu visión, ¿cómo se puede conseguir este objetivo tan perseguido por las mujeres en el marco de la iglesia desde hace tiempo?
CF.- Lo primero, en un cambio de lenguaje que es la forma en la que nos podemos relacionar. El lenguaje inclusivo es muy importante en la liturgia, donde queremos vernos representadas y hoy, es muy masculino y patriarcal. Hay que volver a los orígenes del cristianismo y darnos cuenta de que las primeras comunidades estaban dirigidas por muchísimas mujeres que hacían de animadoras de las comunidades. Es necesario volver a esos orígenes del cristianismo para saber cuál es el papel de la mujer en la iglesia.
También debería de utilizarse la metáfora Madre para referirnos a Dios. Es sospechoso que te utilicemos tantas metáforas bíblicas como roca, refugio, Señor de los ejércitos… y sin embargo jamás se utiliza la palabra Madre.
MdP.- Nuestros compañeros de Religión Digital hacen una apuesta fuerte y declaran que las mujeres se rebelan contra el patriarcado eclesial y citan cómo LÓsservatore Romano destapaba en un reportaje las condiciones de semiesclavitud en las que viven muchas religiosas, convertidas en sirvientas de obispos y cardenales. «Se levantan por la mañana a preparar el desayuno y se van a dormir después de servir la cena» cobrando poco o nada, explicaba el texto, que incluye casos de mujeres con doctorados en teología y que, sin explicación, han recibido órdenes de realizar únicamente tareas domésticas.
CF.-Ciertamente es escandalosa la situación de las religiosas de la iglesia. Solo hay que ver este pequeño detalle del que fuimos testigos cuando se consagró el altar de la Sagrada Familia y el Papá bendecía todo el altar mientras las hermanas limpiaban como locas detrás del Papa. Fue patético ver esa escena.
Rara vez se reconoce a las mujeres oficialmente y nunca nunca son formalmente abrazadas por la Iglesia en público. No hay mujeres en el altar, no hay mujeres en el cardenalato; no hay mujeres prefectas… un largo etcétera. Es obvio que están ninguneadas y es cierto que se las relega a las faenas domésticas. Otro símbolo del patriarcado, totalmente obsoleto. Por eso aparece la teología feminista y las mujeres feministas. Hoy hemos alcanzado un estado en la Iglesia donde las mujeres tienen que ser oídas, pero no vistas y me parece que esto no debe consentirse ya.
“¿Quién es ningún varón para impedirnos entrar en las iglesias y formar iglesias?”
MdP.- El pasado 8 de marzo, la Asociación de Teólogas Españolas emitió un comunicado en el que abogaba por «un discipulado de iguales» entre hombres y mujeres, y denunciaba la situación de «subordinación e inferioridad» fruto de una «cultura patriarcal» que tiene en la Iglesia católica uno de sus puntales. ¿También luchas en este sentido? ¿Cuáles son tus armas?
CF.- ¿Qué cuáles son mis armas? El saber, el estudio, el aprender, el tener una buena base bibliográfica, tener un pensamiento crítico, una buena reflexión sobre los sagrados escritos desde una mirada femenina y el estar atentos cambio de lenguaje inclusivo. Estas deben de ser nuestras armas.
Es cuestión de profundizar en el camino que ha quedado silenciado con muchísimas voces muy importantes, muy sabias, que recuperaron toda la sabiduría de las primeras comunidades cristianas en las que las animadoras eran mujeres y lo saben todos. El primero que lo reconoció fue Pablo.
En cuanto al discipulado de iguales parece una cuestión banal pero no lo es. Cuando se recupera una sociedad de discipulado que equivale a iguales, nos remonta a los orígenes donde el Señor buscó tanto hombre cómo a mujeres para seguir su camino, su proyecto del Reino de Dios. Por supuesto eran todos discípulos, él no hizo apóstoles. Apóstoles tiene una connotación jerárquica y nosotras creemos que estamos en una sociedad de iguales, donde hombres y mujeres comparten una misión común que es el proyecto de Jesús. Es nuestro deber ponerlo en marcha en todos los rincones del planeta pero sobre todo por las periferias. Es en esta cuestión donde nos quiso el Señor y nos quiso a todos, hombres y mujeres. Él nos hizo dignas, por tanto ningún varón tiene poder de hacer más que nosotras.
MdP.- Este año, la ONU ha elegido para el Día Internacional de la mujer un lema en el que relaciona la igualdad con el cambio climático. Su lema es “Igualdad de género hoy para un mañana sostenible” ¿Crees que igualdad y sostenibilidad van de mano? ¿Qué papel juega la mujer en este camino?
CF.- Cuando hablamos de Ecología y feminismo nos enfrentamos a una perfecta simbiosis. Nos permite visibilizar la posición de la mujer que ha sido relegada al sistema patriarcal y a la explotación y dominio de la naturaleza. En mensajeros por supuesto que nos planteamos este tipo de retos. Descubrimos una verdadera comunidad discipular de iguales porque además la ONG mayoritariamente es femenina.
El paralelismo entre mujer que da la vida y la ecología como ciencia que la protege es brutal. Necesitamos la naturaleza para sobrevivir y necesitamos una mujer para dar y cuidarle la vida al planeta. Por no hablar de las zonas del planeta más contaminadas, que son a su vez las que más pobreza generan. Ser niña y pobre es un tándem que describe la esclavitud del siglo 21, que tiene rostro de mujer.
MdP.- La ONU quiere reconocer la contribución de las mujeres y las niñas de todo el mundo, que lideran los esfuerzos de respuesta, mitigación y adaptación al cambio climático para construir un futuro más sostenible para todas las personas. ¿Vosotras en vuestro quehacer diario en M de la P, os planteáis este tipo de retos?
CF.-En la cuestión de el ecologismo o hacer un mundo más sostenible en nuestro quehacer diario, lo hacemos y logramos una verdadera economía circular. Una economía sostenible donde recuperamos todos los excedentes de los grandes superficies y los devolvemos a la vida para dar la dignidad necesaria a nuestras familias más vulnerables . Es una verdadera economía circular y ecológica.
MdP:- ¿Que pasaría si las mujeres decidieran abandonar las iglesias?
CF.- Esta pregunta me encanta. Si la mujer abandona la Iglesia sería muy triste. Además su desaparición sería irreversible. Es la madre la que transmite normalmente la fe a la familia y solo con esto, ya te digo ya mucho. Pero sobre todo quiero denunciar que si ocurriese eso, que no sucederá, porque las mujeres estuvimos al pie de la cruz cuando desaparecieron todos. Ellas fueron las primeras y las elegidas para recibir el mandato de que la vida se abre paso a la muerte. Siguieron como animadoras en tiempos terribles de persecución .Pero si ocurriese estaríamos muy alejados del sueño de Jesús porque todos somos hijos e hijas, hermanos y hermanas y Él las llamó a seguirle y a anunciar la Buena Noticia. ¿Quién es ningún varón para impedirnos entrar en las iglesias y formar iglesias? Hasta que la igualdad sea una costumbre no vamos a parar de gritar. Hasta las piedras gritarán.