Hace tiempo que no os recuerdo las palabras de Mi Secretario General, el Papa Francisco, pero como acabamos de estrenar el año, me parecen muy oportunas. Cuando pienso en el futuro siempre lo veo lleno de luz, de esperanza, con muchos objetivos cumplidos y mucho progreso por alcanzar. El Papa nos recuerda ahora que para trazar este camino lleno de esperanza y construir una paz duradera hay tres herramientas fundamentales: El diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo digno.
Mi gran ilusión para este año que recién estrenamos es precisamente fomentar el diálogo entre las generaciones, conectar a las personas mayores con los jóvenes y así acortar la distancia y conseguir que esa soledad no deseada sea cada vez menor. Me he propuesto para ello seguir insistiendo a las autoridades para crear ese Ministerio de la Soledad que tanta falta nos hace y nos hará para cuidar de las personas que no quieren sentirse solas.
En el discurso que el Papa ha realizado en estas fechas nos cita al profeta Isaías:
«¡Qué hermosos son sobre las montañas los pasos del mensajero que proclama la paz!» (Is52,7).
Como comprenderéis, me han hecho muy feliz porque creo que nosotros somos al fin lo mismo: esos Mensajeros de la Paz que intentamos hacer de este mundo un lugar con más amor, más compañía y ternura, más ayuda y colaboración con los más vulnerables, con los descartados y con los que sufren. Ayudar a los demás, convivir y compartir. Consolar a las personas que tenemos cerca. También tenemos la misión de promover el diálogo, no sólo entre las personas que nos rodean sino entre la clase política, los países, los empresarios, los trabajadores… el diálogo es siempre necesario para conseguir logros que afectan a una sociedad.
La pandemia, el cambio climático y la degradación del medioambiente, la pobreza, la explotación laboral de niños y mayores… Son todos problemas que debemos resolver entre todos, con las autoridades y gobiernos que tienen el poder de hacerlo, a fuerza de hablar y de establecer coaliciones.
Quiero desearos a todos un precioso nuevo año lleno de posibilidades y de oportunidades para mejorar y ser felices. La lotería no es el mejor premio de la Navidad. El mejor premio es estar rodeado de amor, de personas que queremos y que nos quieren y eso, todavía no toca en ningún sorteo ¡Feliz 2022!